TODOS CONTRA EL TURISMO SEXUAL INFANTIL


El turismo sexual infantil es un término utilizado cuando el turismo “clásico” (visitar una ciudad o un país distinto al de nuestra residencia para visitar sus atractivos culturales, naturales, etc.) es acompañado con sexo pagado incluido para el viajero con niños o niñas. Latino - América (Brasil, Perú, México), Asia (Tailandia, Camboya, Filipinas) y África (Marruecos, Egipto) son los destinos predilectos de los pederastas, pero casi nadie escapa de ésta actividad, se han detectado casos de turismo sexual hasta en países de “primer mundo” tales como Canadá, EEUU, España y Alemania. Cancún y la Riviera Maya, destinos turísticos reconocidos a nivel mundial, no escapan de ésta problemática: sólo recordemos el caso del nefasto “hombre de negocios” de origen libanés Jean Thouma Hanna Succar Kuri. Una de las líneas investigadas por la PGR le vinculan con bandas dedicadas a ofrecer a “sus” niñas por Internet y tender una red de turismo sexual infantil. Desde hace muchos años se tienen sospechas de que en éste estado, operan mafias que controlan el turismo sexual con infantes. Éste fenómeno criminal genera ganancias multimillonarias, por lo tanto las mafias cuentan con recursos casi ilimitados para operar su “empresa”, recursos que utilizan para corromper al sistema de justicia y lograr mezclarse cada día más con las industrias formales. Las redes de turismo sexual se extienden de tal forma que incluso algunos taxistas de ciudades como Cancún se convierten en “contactos” para llevar a los turistas a su destino final: los sitios de explotación sexual de menores. Claro está que éstos lugares no se exhiben abiertamente, utilizan publicidad con términos que sólo una persona involucrada en ésta ilícita actividad (ya sea como cliente o como contacto) puede reconocer. Como un portal de Internet llamado “Orchid Club” (Club de las Orquídeas) en el cual se intercambiaban fotos y vídeos pornográficos donde participaban niños y niñas. O el famoso “botellitas de coñac” término utilizado por Camel Nacif (amigo y socio de Succar Kuri) en una plática con el “Gober precioso”. Hay quienes aseguran que ése es un término utilizado presuntamente para referirse a niñas o jovencitas. En Cancún se detectó una casa de masajes para adultos que ofrecía a sus clientes “especiales” un folleto foliado con la leyenda “Very Special Service” y en la imagen pueden notarse tres siluetas sin lugar a dudas de niños o niñas (ver foto al inicio del artículo) Para reservar ése servicio, el cliente debía presentar ese folleto en la recepción del sitio… amigos Cancunenses, alguno de ustedes seguro está pensando ¿Dónde he visto ése logo? ¿Dónde? Les doy una pista: muchos taxistas lo tienen en los cubre-asientos de sus unidades… ¿verdad que sí? ¿Cómo se llama el lugar? “Pleasure Principle: An adult spa” localizado en Plaza Terramar, en la zona hotelera. Por supuesto ellos niegan que se encuentren niños ahí, dicen que sólo hay adultos atendiendo a adultos… si tontos no son, claro que ahí no tienen niños, no a la vista… no los ofrecen al primero que llegue a preguntar… primero hay que pasar sus filtros de seguridad y después… pagar el precio…Es necesario actuar contra ésta actividad urgentemente, nosotros podemos hacer mucho. Visita el sitio http://www.pedofilia-no.org/ para más información. Saludos a todos y cuiden a sus niñas y niños.

COMO SUPERVISAR A SUS HIJOS INTERNAUTAS

Este es un fragmento de un artículo que formaba parte de un proyecto de página web que yo estaba realizando hace algunos meses, hoy lo publico para ustedes… espero les guste y les sea de ayuda.
En la actualidad, la Internet está omnipresente en la vida diaria, es una palabra de uso común en la vida de millones de personas alrededor del mundo.
Si bien la Internet es una herramienta poderosa para compartir información de interés en diferentes formatos (texto, imágenes, sonidos, videos) y que puede ser de mucha utilidad para ampliar los conocimientos en los estudiantes, también se ha convertido en una gran amenaza para los niños y jóvenes internautas, ya que es fácil que personas sin escrúpulos utilicen la Internet para "subir" información plagadas de violencia, intolerancia, pornografía y más.
Cada día los jóvenes dependen más de la tecnología para comunicarse y descubrir su identidad. Los expertos afirman que la Internet es el medio de socialización de ésta época.
Se ha comprobado que vigilar disimuladamente a los adolescentes es inútil e inadecuado. Además de que es casi imposible leer las ventanas que ellos abren y cierran con gran rapidez. Por ello le recomendamos tomar las siguientes medidas para protegerlos sin menoscabar su libertad:

1) Habla con tu hijo sobre sus actividades en Internet y sobre qué le interesa en particular. Susana Stern, experta en cultura juvenil y uso de Internet de la Universidad de San Diego (E.E.U.U.) es partidaria de una comunicación sin prejuicios. Muchos jóvenes tienen su blog personal (una especie de bitácora en línea donde se comparte cualquier información) o frecuentan chat rooms (conversaciones en línea) para socializar y confesar todo lo que se les ocurre. Si tu hijo está revelando información personal en un blog, pregúntale sus motivos para exponer esos temas en la Internet, ayúdelo a reconocer la diferencia entre compartir música o un poema y revelar sus datos personales. Explicale en qué casos es sensato usar un seudónimo y recuérdale que el mundo virtual es público y miles de personas pueden ver y leer lo que escribe. Adviértele que las fotos, los blogs y los mensajes que envíe al ciberespacio permanecerán allí y quedarán fuera de su control. Susana Stern señala que ésto es algo que la mayoría de los niños y jóvenes no comprende. Haz que tu hijo se imagine cómo se sentiría si, al buscar empleo dentro de algunos años, le mostraran algo íntimo que publicó él mismo en la Internet.

2) Establece límites. El estudio titulado "Generación M: los medios electrónicos en la vida de niños y adolescentes de entre 8 y 18 años" muestra que los jóvenes dedican al consumo de información vía Internet el equivalente a una jornada de trabajo: casi seis horas y media al día, en promedio. Dos tercios de ellos usan los mensajes instantáneos, el famoso "chat". Uno de cada cinco cuenta con un blog propio. La comunicación en línea puede ser un ejercicio creativo para los adolescentes y un desahogo positivo para los que tienen poca confianza en sí mismos. Pero también tiene una faceta negativa. En Internet la gente dice cosas que no se atrevería a expresar en un diálogo frente a frente. El anonimato y adoptar diferentes identidades siempre han sido parte de la cultura de la Internet; el uso de seudónimos alienta a los jóvenes a no hacerse responsables de sus actos. Psiquiatras atienden con frecuencia a jóvenes que han perdido la capacidad de distinguir entre la realidad y el fantasioso mundo de Internet y sus juegos en línea. La Internet es un terreno extremadamente seductor para niños y adolescentes pues experimentan una libertad absoluta, que no pueden disfrutar en su vida diaria. Mientras tanto, la mayoría de los padres permanece ajena a lo que ocurre.

3) Seamos realistas. No todo en la Internet es malo, ésta puede ser una herramienta poderosa de conocimiento e información. También la Internet es un medio de expresión creativa y comunicación instantánea. Sin embargo hay que estar alertas, pues constantemente es utilizada por acosadores, charlatanes y otros delincuentes quienes pueden contactar a nuestros hijos con sólo hacer "click". Los jóvenes y los niños no se imaginan una existencia sin Internet porque han crecido entre computadoras y consideran el mundo virtual como una esfera más de la vida diaria. Así que sólo nos queda a los adultos actualizarnos y estar al día en temas de tecnología para apoyar mejor a nuestros hijos.

MEJORA LA RELACIÓN CON TUS HIJOS


La desintegración familiar ocupa un lugar relevante en la lista de los grandes problemas de Cancún. De acuerdo a cifras del DIF municipal, 6 de cada 10 matrimonios en Cancún terminan en divorcios después de 2 años de convivencia y 8 de cada 10 hogares sufre algún grado de violencia intrafamiliar. Las familias que han logrado sobrevivir enfrentan un dilema cotidiano: ¿cómo compaginar nuestra vida en familia con la vida laboral? ¿Cómo educar a nuestros niños, cómo ganarnos su confianza si casi no convivimos con ellos? Dejar el trabajo no soluciona nada, lo importante es que el tiempo que tengamos para convivir con nuestros niños sea de calidad, sin importar la cantidad de horas. ¿Cómo lograrlo? Aquí les presento 10 puntos que pueden ayudarnos en ésta ardua labor.


1. Demuéstrale lo mucho que le quieres.
Todos los padres quieren a sus hijos pero ¿se lo demuestran cada día?, ¿les dicen que ellos son lo más importante que tienen, lo mejor que les ha pasado en la vida? No es suficiente con atender cada una de sus necesidades: acudir a consolarle siempre que llore, preocuparse por su sueño, por su alimentación; los cariños y los mimos también son imprescindibles. Está demostrado; los padres que no escatiman besos y caricias tienen hijos más felices que se muestran cariñosos con los demás y son más pacientes con sus compañeros de juegos. Hacerles ver que nuestro amor es incondicional y que no está supeditado a las circunstancias, sus acciones o su manera de comportarse será vital también para el futuro. Sólo quien recibe amor es capaz de transmitirlo. No se van a malcriar porque reciban muchos mimos. Eso no implica que dejen de respetarse las normas de convivencia.

2. Mantén un buen clima familiar. Para los niños, sus padres son el punto de referencia que les proporciona seguridad y confianza. Aunque sean pequeños, perciben enseguida un ambiente tenso o violento. Es mejor evitar discusiones en su presencia, pero cuando sean inevitables, hay que explicarles, en la medida que puedan comprenderlo, qué es lo que sucede. Si nos callamos, podrían pensar que ellos tienen la culpa. Si presencian frecuentes disputas entre sus padres, pueden asumir que la violencia es una fórmula válida para resolver las discrepancias.

3. Educa en la confianza y el diálogo. Para que se sientan queridos y respetados, es imprescindible fomentar el diálogo. Una explicación adecuada a su edad, con actitud abierta y conciliadora, puede hacer milagros. Y, por supuesto, ¡nada de amenazas! Tampoco debemos prometerles nada que luego no podamos cumplir; se sentirían engañados y su confianza en nosotros se vería seriamente dañada. Si, por ejemplo, nos ha surgido un problema y no podemos ir con ellos al cine, tal como les habíamos prometido, tendremos que aplazarlo, pero nunca anular esa promesa.

4. Debes predicar con el ejemplo. Existen muchos modos de decirles a nuestros hijos lo que deben o no deben hacer, pero, sin duda, ninguno tan eficaz como poner en práctica aquello que se predica. Es un proceso a largo plazo, porque los niños necesitan tiempo para comprender y asimilar cada actuación nuestra, pero dará excelentes resultados. No olvidemos que ellos nos observan constantemente y "toman nota". No está de más que, de vez en cuando, reflexionemos sobre nuestras reacciones y el modo de encarar los problemas. Los niños imitan los comportamientos de sus mayores, tanto los positivos como los negativos, por eso, delante de ellos, hay que poner especial cuidado en lo que se dice y cómo se dice.

5. Comparte con ellos el máximo de tiempo. Hablar con ellos, contestar sus preguntas, enseñarles cosas nuevas, contarles cuentos, compartir sus juegos... es una excelente manera de acercarse a nuestros hijos y ayudarles a desarrollar sus capacidades. Cuanto más pequeño sea el niño, más fácil resulta establecer con él unas relaciones de amistad y confianza que sienten las bases de un futuro entendimiento óptimo. Por eso, tenemos que reservarles un huequecito diario, exclusivamente dedicado a ellos; sin duda, será tan gratificante para nuestros hijos como para nosotros. A ellos les da seguridad saber que siempre pueden contar con nosotros. Si a diario queda poco tiempo disponible, habrá que aprovechar al máximo los fines de semana o el día de descanso.

6. Acepta a tu hijo tal y como es. Cada niño posee una personalidad propia que hay que aprender a respetar. A veces los padres se sienten defraudados porque su hijo no parece mostrar esas cualidades que ellos ansiaban ver reflejadas en él; entonces se ponen nerviosos y experimentan una cierta sensación de rechazo, que llega a ser muy frustrante para todos. Pero el niño debe ser aceptado y querido tal y como es, sin tratar de cambiar sus aptitudes. No hay que crear demasiadas expectativas con respecto a los hijos ni hacer planes de futuro. Nuestros deseos no tienen por qué coincidir con sus preferencias.

7. Enséñale a valorar y respetar lo que le rodea. Un niño es lo suficientemente inteligente como para asimilar a la perfección los hábitos que le enseñan sus padres. No es preciso mantener un ambiente de disciplina exagerada, sino una buena dosis de constancia y naturalidad. Si se le enseña a respetar las pequeñas cosas -ese jarrón de porcelana que podría romper y hacerse daño con él, por ejemplo-, irá aprendiendo a respetar su entorno y a las personas que le rodean. Muchos niños tienen tantos juguetes que acaban por no valorar ninguno. A menudo son los propios padres quienes, como respuesta a las carencias que ellos tuvieron, fomentan esa cultura de la abundancia. Lo ideal sería que poseyeran sólo aquellos juguetes con los que sean capaces de jugar y mantener cierto interés. Guardar algunos juguetes para más adelante puede ser una buena medida para que no se vea desbordado y aprenda a valorarlos.

8. Los castigos no le sirven para nada. Los niños suelen recordar muy bien los castigos, pero olvidan qué hicieron para "merecerlos". Aunque estas pequeñas penalizaciones estén adecuadas a su edad, si se convierten en técnica educativa habitual, nuestros hijos pueden volverse increíblemente imaginativos. Disfrazarán sus actos negativos y tratarán de ocultarlos. Podemos ofrecerles una conducta aceptable con otras alternativas.

9. Prohíbele menos, elógiale más. Para un crío es tremendamente estimulante saber que sus padres son conscientes de sus progresos y que además se sienten orgullosos de él. No hay que escatimar piropos cuando el caso lo requiera, sino decirle que lo está haciendo muy bien y que siga por ese camino. Reconocer y alabar es mucho mejor que lo que se suele hacer habitualmente: intervenir sólo para regañar. Siempre mencionamos sus pequeñas trastadas de cada día. ¿Por qué no hacemos lo contrario? Si, con un gesto cariñoso o un ratito de atención resaltamos todo lo positivo que nuestros hijos hayan realizado, obtendremos mejores resultados.

10. No pierdas nunca la paciencia. Difícil, pero no imposible, Por más que parezcan estar desafiándote con sus gestos, sus palabras o sus negativas, nuestro objetivo prioritario ha de ser no perder jamás los estribos. En esos momentos, el daño que podemos hacerles es muy grande. Decirles: "No te aguanto"; "Qué tonto eres"; "Por qué no habrás salido como tu hermano" merman terriblemente su autoestima. Al igual que sucede con los adultos, los niños están muy interesados en conocer su nivel de competencia personal, y una descalificación que provenga de los mayores echa por tierra su auto-confianza. Contar hasta diez, salir de la habitación..., cualquier técnica es válida antes de reaccionar con agresividad ante una de sus trastadas. En caso de que se nos escape un insulto o una frase descalificadora, debemos pedirles perdón de inmediato. Reconocer nuestros errores también es positivo para ellos.

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